Este Jueves Santo, la avenida John F. Kennedy, una de las calles más concurridas del Gran Santo Domingo, amaneció sorprendentemente vacía. La vía, que normalmente está colapsada por el tráfico, hoy luce despejada, con un flujo de vehículos casi inexistente.
El cambio radical en el panorama se debe al éxodo masivo de personas hacia el interior del país y al cierre temporal de empresas y oficinas por las festividades de Semana Santa. Este fenómeno es habitual durante estas fechas, pero no deja de llamar la atención ver una de las arterias más importantes de la ciudad prácticamente sin movimiento.
La tranquilidad en la avenida contrasta fuertemente con el bullicio diario, donde miles de vehículos transitan a toda hora. Este respiro en el tráfico permite a los pocos que circulan disfrutar de un viaje más rápido y relajado por una zona que suele ser caótica.
En resumen, el Jueves Santo ha transformado temporalmente el ritmo de vida en la capital dominicana, ofreciendo un descanso inusual a una de sus vías más transitadas.