Fotógrafa forense colapsa tras documentar 225 muertes en tragedia de discoteca Jet Set

Fotógrafa forense colapsa tras documentar 225 muertes en tragedia de discoteca Jet Set

Una joven fotógrafa forense de 26 años vivió una de las experiencias más duras de su vida tras el colapso del techo de la discoteca Jet Set, que dejó 225 muertos. Génesis Santos, la única fotógrafa forense activa en el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) en ese momento, trabajó sin descanso durante días para documentar las víctimas y ayudar a las familias a identificar a sus seres queridos.

La tragedia ocurrió la madrugada del 8 de abril, cuando el techo de la discoteca se derrumbó, aplastando a cientos de personas que estaban bailando y disfrutando. La mayoría de las víctimas murieron al instante debido a graves traumatismos craneoencefálicos. Génesis y su equipo realizaron una tarea titánica: completar 225 autopsias en menos de 48 horas para que las familias pudieran dar sepultura a sus muertos.

Las jornadas eran agotadoras. Génesis trabajaba más de 18 horas al día, durmiendo solo breves momentos antes de regresar al trabajo. Al tercer día, el peso emocional la superó. “Colapsé emocionalmente. Me puse a llorar al ver tantas muertes, tantos familiares desesperados esperando un cuerpo”, confesó.

Los cadáveres presentaban heridas severas y mutilaciones, un espectáculo desgarrador para quienes los examinaban. “Esto fue diferente. En San Cristóbal eran osamentas, cadáveres ya descompuestos. En esta ocasión eran personas. Cuerpos que todavía parecían tener alma”, relató Génesis.

Mientras trabajaba sin parar, su hija de dos años preguntaba por ella. “¿Dónde está mi mamá?”, decía la pequeña a su tía. Génesis no podía estar con ella, ni siquiera para abrazarla. Su trabajo la mantenía alejada de su familia durante días.

A pesar del agotamiento, Génesis ayudaba a los familiares que buscaban a sus seres queridos entre los cuerpos. También agradeció a quienes donaron comida al equipo forense, ya que en esos días incluso comer parecía un lujo.

Ahora que el trabajo ha terminado, Génesis respira aliviada, pero sabe que necesita terapia para procesar lo vivido. “Estoy un poco aliviada de que culminamos el proceso. Solo queda hacer entrega de los cuerpos, para que cada doliente pueda dar el último adiós a su pariente”, dijo.

Aunque planea descansar y buscar ayuda psicológica, Génesis sabe que volverá a su trabajo. “Alguien tiene que hacerlo”, afirmó. Sin embargo, esta experiencia dejó una marca imborrable en ella. Algo dentro de Génesis también murió aquel día.

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