Hace tan solo un año, Sam Bankman-Fried ocupaba portadas en las revistas financieras más reputadas. El chico prodigio de las criptomonedas había fundado y dirigido FTX, uno de los gigantes que dominaban un sector tecnológico emergente. "¿Será el próximo Warren Buffet?", se preguntaba 'Fortune'. Su influencia le llevó a codearse con estrellas de cine y con políticos como Bill Clinton o Tony Blair.
Este martes, SBF (como se le conoce) saldrá de la cárcel en la que lleva siete semanas recluido para asistir al inicio de su juicio. Contra él pesan hasta siete cargos federales, entre los que destacan las acusaciones conspiración y fraude por la quiebra de FTX, así como por lavado de dinero. Los fiscales presentarán unas 1.300 pruebas.
Se espera que el proceso se alargue seis semanas y sirva para destapar las prácticas fraudulentas de la compañía fallida el pasado noviembre, así como los excesivos riesgos que se tomaron o la publicidad engañosa para impulsar su negocio. "Lamento profundamente habernos metido en esto y mi papel en ello. La he cagado", dijo a los empleados de FTX tras su colapso.
Un tribunal de Manhattan, en Nueva York, iniciará hoy la selección del jurado popular que deberá determinar si el joven gurú de las divisas virtuales es culpable. De ser condenado le podría suponer la pena máxima de 20 años de cárcel. Su situación no es muy halagüeña: tres de sus antiguos socios –incluida su expareja Caroline Ellison– se han declarado culpables y han aceptado colaborar con la justicia para declarar en contra de SBF.
Auge de un imperio
En tan solo dos años, Bankman-Fried levantó un imperio. En 2019 fundó la compañía FTX, una plataforma de comercio de criptomonedas radicada en las Bahamas que aprovechó la creciente popularidad de ese mercado para consagrarse como uno de sus principales actores, alcanzando una valoración de 32.000 millones de dólares. La fortuna del joven magnate, también al frente del fondo de cobertura de criptoinversiones Alameda Research, llegó a un máximo de 26.500 millones.
Convertido en una estrella mediática, SBF trató también de ganar influencia política. Fue entonces cuando habría desviado ilegalmente más de 100 millones de dólares de los clientes de FTX para destinarlos a donaciones. Así, donó 5,2 millones a la campaña de Joe Biden para las elecciones presidenciales en Estados Unidos de 2020 y en los comicios de medio mandato fue el segundo mayor donante a los políticos demócratas. Algunos republicanos también se habrían beneficiado.
"(SBF) aprovechó esta influencia, a su vez, para presionar al Congreso y a las agencias reguladoras para que apoyaran la legislación y la regulación que creía que facilitarían que FTX siguiera aceptando depósitos de clientes y creciendo", dice la acusación.
Colapso del sector
Sin embargo, 2022 supuso un año negro para el sector. Además de las promesas fallidas y de un auge de la actividad ilícita, las criptomonedas vivieron un duro golpe con el desplome de los activos Luna y Terra en mayo, que generaron un efecto arrastre. Las turbulencias llevaron al prestamista Genesis a declararse en bancarrota y poco después, en noviembre, lo hizo FTX.
La fallida se precipitó cuando Changpeng Zhao, director ejecutivo de Binance, la mayor empresa del sector cripto, vendió su participación en FTX y sembró dudas sobre la viabilidad de la compañía. Su advertencia inquietó a muchos accionistas, que trataron de retirar sus inversiones. En pocos días, la reacción en cadena hizo que la tercera plataforma de comercio de criptoactivos más grande del mundo colapsase, evaporando por el camino unos 8.000 millones de sus clientes. Se calcula que FTX podría tener hasta un millón de acreedores en todo el mundo.
Juicio a la "arrogancia" cripto
Bankman-Fried fue arrestado en Bahamas y aceptó ser extraditado a EEUU. Pagar una finaza de 250 millones le permitió mantener la libertad condicional –viviendo en la mansión de sus padres y sin acceso a internet– hasta mediados de agosto, cuando ese permiso le fue retirado por filtrar a la prensa mensajes privados de su exnovia. Además del juicio que arranca hoy, el antiguo niño maravilla de las finanzas ha sido acusado por la Comisión del Mercado de Valores estadounidense (SEC) de orquestar un fraude contra los inversores.
Así, el juicio a Bankman-Fried se ve también como un juicio al resto de la industria de las criptomonedas. "(SBF) se ha convertido en un símbolo de la arrogancia desenfrenada y los negocios turbios que convirtieron las criptomonedas en una industria multimillonaria durante la pandemia", reza 'The New York Times'.