"Hoy comienza una nueva era en Argentina, damos por terminada una triste historia de decadencia y declive". El ultraderechista Javier Milei se ha convertido esta mañana en presidente argentino, 40 años después de concluida la última dictadura militar. "Los argentinos expresaron de manera contundente una voluntad de cambio que ya no tiene retorno. Enterramos décadas de fracaso".
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue encargada de tomarles juramento a su sucesora, Victoria Villarruel y al flamante mandatario, quien había sido recibido en la sede del Congreso al grito de "libertad". El extertuliano y economista recibió luego los atributos de mando de un adusto Alberto Fernández, quien concluyó su gestión en medio de una enorme impopularidad y que deja como herencia 45% de pobres y una inflación del 150%. Mile se colocó la banda presidencial nada menos que el Día Internacional de los Derechos Humanos, un ideario con el cual, al igual que Villarruel, ha expresado escasa empatía. "Viva la libertad, carajo", escribió Milei en el libro de actas que certifica su condición de nuevo jefe de Estado. Los dos Fernández, ya expresidente y exvicepresidenta, se fueron de inmediato del Parlamento. "Buenas Tardes", dijo ella, y les dio la espalda. Tomó la posta Villarruel. "Este es un momento histórico", dijo, y dio por finalizado el acto formal.
Milei llegó a la legislatura acompañado de su hermana Karina, una suerte de sostén emocional y organizativo que tendrá un papel protagónico, aunque en las sombras en la administración entrante, conocida como El Jefe. "Olé, olé, Milei, Milei", lo saludaron a su paso sus seguidores, agitando banderas argentinas. "La casta tiene miedo", también cantaron, recordando la consigna que lo ha llevado al poder. Antes de entrar al Parlamento, se dio vuelta y saludo a aquellos que lo vivaban. Lo estaba esperando en la puerta la vicepresidenta, toda vestida de rojo.
La asunción presidencial fue acompañada por la flor y nata de la ultraderecha global. Una de las novedades de los fastos de Buenos Aires está relacionada con la presencia del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien arribó a la ciudad de Buenos Aires rodeado de muy estrictas medidas de seguridad.
España estará representada oficialmente en por el Felipe VI y Juan Fernández Trigo, secretario de Estado para Iberoamérica. El chileno Gabriel Boric y el boliviano Luis Arse son los únicos sepresentantes de los Gobiernos progresistas latinoamericanos. El colombiano Gustavo Petro y el mexicano Andrés Manuel López Obrador desistieron de viajar. El ministro de Exteriores brasileño, Mauro Vieira, vino en nombre de Luiz Inacio Lula da Silva. Para el actual gobernante del principal socio comercial de Argentina ha resultado intolerable el lugar que Milei le ha asignado a Bolsonaro, un exmandatario inhabilitado para ejercer cargos públicos por ocho años y que enfrenta investigaciones judiciales por su presunta participación en el intento de golpe de Estado del pasado 8 de enero.
El flamante Gobierno se ha constituido con un enorme respaldo en las urnas pero con una arquitectura política débil. La Libertad Avanza (LLA) sólo tiene 36 diputados sobre 257 y siste de los 72 senadores. Sus ambiciosos proyectos económicos y sociales, que buscan constituirse en una época de Argentina, necesitarán del respaldo de la derecha tradicional. Parte de esa formación ya se ha sumado al equipo de ministros. Milei quiere a su vez contar con los sectores más conservadores del peronismo y otras agrupaciones que compartan su hoja de ruta. La ultraderecha se propone privatizar los bienes públicos estratégicos que no fueron subastados en la década de los noventa y, además, llevar a cabo un riguroso plan de austeridad fiscal. No se descarta que, ante la adversidad en el Parlamento, el anarco capitalista tome algunas de sus drásticas medidas por decreto.
Antes de asumir, Milei dejó entrever que los primeros meses de su gestión serán muy duros porque hay que atenuar los efectos de la inflación. Se espera en lo inmediato una devaluación importante del peso, la moneda nacional, que tendrá un impacto ineludible en los precios y los bolsillos de los argentinos. Sus audaces s propuestas de "dinamitar" el Banco Central y dolarizar la economía quedan por el momento archivadas.
Por lo ponto, Milei ha decidido aplicar su motosierra a la estructura de Gobierno. De los 18 ministerios existentes, se quedará con la mitad. No existirá la cartera de Mujeres y Género. Cultura se ha convertido en una secretaría.
A pesar de que los simpatizantes de Milei volvieron a acordarse negativamente de la "casta política", el presidente no pudo sino recurrir a lo más rancio de ella y nombró a Luis Caputo en Economía y a su exsocio Santiago Bausili en el Banco Central. Ambos son considerados responsables de diseñar la política de endeudamiento externo del Gobierno de Mauricio Macri, en 2018.