Cascos azules españoles en los refugios del Líbano: "Tenemos la moral muy alta"

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El Periódico2

"Tenemos la moral muy alta", asegura desde Marjayún el teniente coronel José Irisarri Antón, jefe de información pública del sector Este de FINUL, la Fuerza Interina de Naciones Unidas para el Líbano. Los bombardeos israelíes se han extendido también por la parte oriental del la frontera entre el Líbano e Israel, el delicado sector que controlan los cascos azules españoles de la Brigada Aragón. Dice el oficial que ese estado de ánimo circula "entre todos los militares españoles, tras cuatro meses de los seis que estaremos deplegados aquí. Especialmente en estas circunstancias, estamos muy orgullosos de tener la oportunidad de demostrar nuestra capacidad para cumplir la misión"

Las "circunstancias" de las que habla son la campaña aérea más dura y amplia que vive la región desde 1982, que están obligando al contingente a extremar la seguridad. “Chupar bunker”, llaman los veteranos de la misión española en el Líbano a lo que ahora se ven obligados a hacer los cascos azules desplegados en la zona. La orden de suspensión de patrullas y la instrucción de refuerzo de seguridad en las bases cumplieron 72 horas de vigencia, y van camino de cronificarse si se extienden en el tiempo los bombardeos de israel. El refuerzo de seguridad implica meterse en refugios -algunos con capacidad para medio centenar de soldados- cuando arrecian los ataques israelís o responde Hizbolá con sus cohetes. Pero "las ganas y los ánimos de todo el contingente están como el primer día", describe Irisarri.

Todas las patrullas de la FINUL (sus siglas en inglés son UNIFIL) han quedado suspendidas, “no eliminadas”, insiste en matizar otra fuente del Ejército, que recuerda que esta medida ya se ha tomado en otras ocasiones de alta tensión "por precaución. Al fin y al cabo, la consigna primera es la seguridad del personal".

La Blue Line, el área fronteriza entre Israel y el Líbano cuya vigilancia quedó encomendada a la ONU, no alberga esta semana las cotidianas patrullas de blindados y otros vehículos militares que verifiquen la ausencia de incursiones. A falta de las patrullas conjuntas que, en el sector Este, realizaban los paracaidistas españoles con fuerzas regulares libanesas, solo las torretas de control diseminadas por esa “línea azul” acopian ahora esa información.

Ante la imprevisibilidad de los ataques aéreos israelís y de los de Hizbolá, en el cuartel general de FINUL, en Naqoura, y en la base Miguel de Cervantes de Marjayún, principal acuartelamiento de las tropas españolas de la BRILIB, todo el personal tiene orden de refugiarse en búnkeres, algunos de ellos subterráneos, a los que bajan con casco, chaleco y armamento.

La orden es para todos.. menos los militares que tienen asignada la defensa de cada base y forman parte de los dispositivos de seguridad, que siguen en sus puestos de vigilancia bajo el paso de los aviones israelís y los cohetes de Hizbolá.

Los bombardeos alcanzan objetivos en un sector Este bajo mando español, y con el general de Brigada Guillermo García del Barrio al frente. Es el jefe de la Brigada Aragón, que asume el 41º turno de despliegue español en la zona, o BRILIB.

Civiles a casa

No han podido echar una mano los cascos azules en la evacuación de la población local con la que llevan lustros conviviendo, y que por sus propios medios ha iniciado un éxodo en todo el sur del Líbano buscando seguridad al norte.

El propio cuartel general de FINUL ha mandado a sus casas a los trabajadores civiles libaneses que le daban asistencia. La instrucción afecta a cocineros, servicio de limpieza, jardineros, fontaneros… Algunos de ellos han recibido la recomendación de irse más allá del río Litani, el límite de la demarcación asignada a la misión de Naciones Unidas, según información de medios libaneses que Defensa no confirma ni desmiente por razones de seguridad.

La misión de Naciones Unidas está refugiada, pero no inactiva. No al menos en el cuartel general. El jefe de FINUL, el teniente general español Aroldo Lázaro, está manteniendo conversaciones con ambos bandos en lo que cada día adquiere más la forma de una guerra generalizada. Según ha confirmado FINUL, Lázaro les insiste en la imperiosa “necesidad de desescalar las acciones”.

Hay otro mensaje que Naciones Unidas envía por canales no militares: una advertencia de que los daños que sufran los civiles pueden ser considerados crímenes de guerra.

De momento, ambas partes están guardando las formas con los soldados de Naciones Unidas. Israel avisa al cuartel general de FINUL de cuándo va a atacar. Fuentes de la Fuerza de Defensa de Israel confirman a EL PERIÓDICO que su mando para las operaciones en el norte mantiene contacto directo con el general Lázaro.

Vigilar, no interponerse

El pasado fin de semana, después de las explosiones de los buscas y walkys de Hezbolá y antes de que se generalizaran los bombardeos, en Tiro un grupo de personas saludó a pedradas el paso de los vehículos blancos de los cascos azules. Otra vez los soldados de Naciones Unidas no pueden hacer más que su misión, y ni eso, y de nuevo les llueven críticas en la zona.

Cerca de 650 soldados españoles, entre 10.587 militares de 40 países, forman parte de un contingente de cascos azules atado a un papel de notario. “La misión UNIFIL no es de interposición, como en Bosnia, es de vigilancia de que se cumplen los acuerdos fronterizos, de comprobación de que no se saltan la Blue Line unos u otros. Otra cosa no podemos hacer”, explica un oficial con tres rotaciones libanesas en su currículo.

El pasado 23 de agosto, con toda la Blue Line en tensión, el comandante del Mando de Operaciones de las Fuerzas Armadas, teniente general José Antonio Agüero, visitó a los soldados españoles en Marjayún. “UNIFIL no es una misión de imposición de la paz -les dijo, según versión del Estado Mayor de la Defensa-. Su cometido es comprobar y dar fe del cumplimiento, por parte de antiguos contendientes, del acuerdo firmado para poner fin a un conflicto. No fuerza el cumplimiento del acuerdo, sino que denuncia sus violaciones”. E insistió: “Es importante comprender esto, pues muchos critican la misión por no hacer más, requiriendo de ella acciones que exceden su mandato”.

Revisar la misión

De nuevo la cúpula de Defensa se ve interpelada por la situación, la duda que, siempre que hay intercambio de fuego entre Israel y Hezbolá, surge sobre la utilidad o la inutilidad del esfuerzo español en la zona. Agüero y la ministra de Defensa, Margarita Robles, tuvieron ocasión de evaluarlo el pasado 31 de julio, en una visita clave de la titular de la cartera al Mando de Operaciones en Madrid.

Ya por entonces, a menos de un mes de que Naciones Unidas prorrogara la misión un año más, había en FINUL la previsión fundada de una extensión de la guerra a la zona, y se mantenía también en altos puestos de Defensa conversación sobre si a España, como uno de los principales contribuyentes, le convenía promover que la ONU debata sobre el cambio de límites y objetivos de FINUL.

Si ni Hezbolá ni Israel permiten que los cascos azules puedan patrullar, que es a lo que han ido… llegará un momento en que la postura de Defensa acabe inclinándose por retirar la aportación española a la misión, como también se estima en altos mandos de Italia y otros países europeos, según fuentes militares españolas.

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