Todo terminó en menos de 24 horas. El 19 de septiembre del año pasado, Azerbaiyán, tras crear un bloqueo total y absoluto contra el Alto Karabaj —una región dentro de territorio azerbaiyano pero controlada y habitada enteramente por armenios— durante un año entero, lanzó una ofensiva militar que acabó con uno de los conflictos más largos del mundo.
De madrugada, el 20 de septiembre de 2023, menos de 24 horas después del inicio del ataque azerbaiyano, las autoridades ’de facto' del Alto Karabaj firmaron su rendición incondicional. En los días posteriores, 120.000 armenios huyeron con lo que pudieron llevarse hacia Armenia, creando una crisis humanitaria que aún afecta al pequeño país caucásico.
El Karabaj quedó totalmente vaciado de sus habitantes, y Azerbaiyán, así, se declaró por la vía de la fuerza como la ganadora de la guerra del Karabaj, un conflicto que empezó en 1991 con la disolución de la Unión Soviética y que terminó —en el campo de batalla— el año pasado.
Sin embargo, no todo es tan fácil. A pesar de que la guerra ha terminado, Armenia y Azerbaiyán, un año después, aún no han podido firmar la paz, y las negociaciones, pese a que avanzan, son bloqueadas constantemente por una Bakú en una posición de superioridad militar total.
El camino se prevé largo, sobre todo por las negativas y los problemas en el camino que impone Azerbaiyán. "Aspectos muy importantes no fueron incluidos en el último borrador del acuerdo. En el contexto de un conflicto histórico como este, el acuerdo y cada uno de sus apéndices es de extremada importancia. Armenia debe tomarse esto mucho más en serio", ha dicho esta semana el ministro de Exteriores azerí, Jeyhun Bayramov, que anunció que Azerbaiyán rechazó una última oferta de acuerdo por parte de Armenia, enviada a principios de mes.
Según han anunciado ambas partes, cerca del 80% de los puntos de un hipotético pacto están ya acordados. Armenia, por activa y por pasiva, ha intentado firmar un preacuerdo con lo ya concertado. Pero hasta la fecha, Azerbaiyán se ha negado. "Es imposible llegar a un acuerdo, en este caso o en cualquiera, que regule absolutamente todo. No se puede conseguir algo así", ha dicho esta semana el primer ministro armenio, Nikol Pashinyán. Los obstáculos se apilan.
Problemas y discusiones
"Hay una oportunidad real de firmar el acuerdo en un periodo corto de tiempo. Tan solo deben superarse los últimos obstáculos", dijo a principios de septiembre el ministro de Exteriores armenio, Ararat Mirzoyán.
No son pocos. En la actualidad, Azerbaiyán y Armenia discuten sobre el corredor de Zangezur, una nueva vía terrestre que debe conectar al enclave azerí de Najicheván con el resto de Azerbaiyán por territorio armenio.
Bakú, además, tiene bajo custodia a 23 antiguos altos cargos políticos y militares del Karabaj armenio, la gran mayoría de los cuales es acusada de supuestos crímenes de guerra en contra de la ahora victoriosa Azerbaiyán durante la primera guerra del Karabaj, que duró entre 1991 y 1994. Esa guerra la ganaron las fuerzas armenias.
El más importante de estos detenidos es Rubén Vardanyán, un millonario ruso-armenio que, en el momento de la ofensiva azerbaiyana del año pasado, ejercía de líder político del Karabaj. En una cárcel de alta seguridad en Azerbaiyán desde entonces, los abogados de Vardanyán han presentado una queja ante la relatora especial de la ONU para torturas, Alice Jill Edwards, ante el trato que recibe el político armenio en prisión.
Hay, sin embargo, más escollos: durante los últimos meses Azerbaiyán ha asegurado que, para llegar a un acuerdo definitivo, Armenia debe modificar su constitución y eliminar un artículo establecido cuando Armenia era aún una República Socialista Soviética dentro de la URSS. El artículo en cuestión afirma que Armenia tiene como objetivo reunificarse con la región del Alto Karabaj.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinyán, aseguró en mayo que su partido estaba ya trabajando en un nuevo texto constitucional, que podría ser presentado en 2026 y votado en referéndum en 2027. La paz entre Armenia y Azerbaiyán, aún, tendrá que esperar.
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