El estado cercano a la histeria colectiva que reinó en los dos meses sin noticias de la princesa de Gales ha sumido al Reino Unido en la introspección pública este sábado, después de que Catalina anunciase ayer que está siendo tratada de un cáncer. Si bien es cierto que los medios británicos han sido por lo general más cuidadosos que otros a la hora de dejarse llevar por las teorías más disparatadas, tampoco han sido ajenos al clima de presión social en busca de respuestas.
Los expertos coinciden en que el Palacio de Kensington no ha manejado hábilmente la comunicación del caso, pero la gravedad del estado de Catalina ha llevado a algunos a emprender un acto de contrición con luz y taquígrafos. "Como alguien que ha especulado sobre esto sin tener en cuenta que podía tratarse de un problema grave de salud, estoy muy avergonzado, para ser sincero, y le deseo lo mejor", escribió en la red social X el conocido ensayista y activista de izquierdas Owen Jones.
El autor Omid Scobbie, a quien se considera como un portavoz no oficial de los cuñados de Catalina, Enrique y Meghan, tuvo que publicar un mensaje en la misma red por haber posteado previamente una cuenta atrás para el anuncio de la princesa. "Cuando el mundo, y yo mismo, conocimos cómo de grave acabó siendo la noticia, eliminé el 'tuit' para frenar las especulaciones", escribió Scobbie, autor de un polémico libro sobre la relación de los duques de Sussex con el resto de la familia real.