Frenesí diplomático de Sánchez en Oriente Próximo para promover el Estado palestino y una conferencia de paz

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El Gobierno español está en un momento de hiperactividad diplomática sobre el conflicto de Gaza, que se adentra en su sexto mes y con sumar a la destrucción y las matanzas una enorme hambruna.

Pedro Sánchez organiza reuniones de países europeos proclives a reconocer el Estado palestino en la UE, envía cartas a la Comisión Europea para que revise si Israel incumple la cláusula de Derechos Humanos del Acuerdo de Asociación. Ordena al Ejército el lanzamiento de ayuda humanitaria desde el aire en la Franja, una medida de emergencia emprendida por primera vez por España este miércoles, en la estela de otros países como Estados Unidos y Francia. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha realizado ya cuatro giras por la región. Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, anuncia un viaje a Ramala (que no ha llegado a producirse) y recibe en Madrid a abogados palestinos que llevan el caso de Israel por genocidio en La Haya.

Pedro Sánchez fijó muy pronto su postura hacia el que es ya el conflicto más sangriento en la zona en décadas (32.000 muertos palestinos y 1.200 israelíes). España condena los atentados terroristas de Hamás y exige la liberación de los rehenes israelíes, pero pide un alto el fuego, critica a Israel por la violación de las leyes de la guerra y denuncia la matanza de civiles. Ahora, insiste en que España reconocerá a Palestina como Estado antes de que termine la legislatura, provocando la ira del Gobierno de Tel Aviv. A medio plazo, nuestro país quiere liderar una conferencia de paz que reedite la de Madrid de 1991, que supuso el primer paso para los acuerdos de paz de Oslo dos años después y dio lugar a los mejores años en los Territorios Ocupados palestinos.

Con todos esos asuntos en la maleta emprenderá este lunes Pedro Sánchez una gira por Jordania, Qatar y Arabia Saudí, tres países clave en la cuestión palestina. El primero, porque alberga la mayor diáspora de palestinos: tres millones de refugiados, en su mayoría expulsados por Israel en guerras anteriores. El segundo, porque no solo aloja a Ismail Haniyeh, jefe del ala política de Hamás en el exilio, sino que está siendo un actor clave en las negociaciones para un alto el fuego, de momento infructuosas. Arabia Saudí, por último, parece estar involuntariamente en el epicentro de esta última escalada del conflicto: uno de los posibles objetivos no reconocidos del ataque de Hamás del 7 de octubre sería hacer descarrilar el acercamiento del régimen saudí a Israel. La de Sánchez será la primera visita a ese país de un presidente español desde la realizada por el también socialista José Luis Rodríguez Zapatero en 2009.

Polo internacional pro-palestino

La postura española se gestó en los márgenes de la conferencia internacional en Egipto el 21 de octubre, solo dos semanas después de los ataques de Hamás en territorio israelí. Entonces, Sánchez se reunió con tres líderes que luego expresarían una postura más afín a la española y crítica con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu: el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres; el Alto Representante de UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell; y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. 

Públicamente, el presidente español fijó postura el 23 de noviembre frente a Netanyahu. El resto de líderes occidentales habían visitado al jefe del Ejecutivo israelí para expresarle su solidaridad en los primeros días de la ofensiva contra Hamás en Gaza. Sánchez fue de los últimos en acudir, y cuando llegó ya estaba claro que el Ejército hebreo estaba causando un elevadísimo número de muertes de civiles. Sánchez se lo afeó en persona a Netanyahu, que se defendió recordando el terrorismo de ETA, entre otros argumentos. Días después, y ante la insistencia del español en dudar de si Israel estaba respetando las leyes de la guerra, Tel Aviv ordenó a su embajadora en Madrid que se retirara temporalmente. 

Pero desde entonces, casi todos los líderes mundiales se han ido alineando con la postura española. Alemania, histórico aliado del Estado judío, habla ya de la imperiosa necesidad de un alto el fuego y de la inaceptable hambruna (1,1 millones de personas están ya en la fase cinco de falta de alimentos, la máxima, según el índice de seguridad alimenticia IPC). Estados Unidos acaba de levantar su veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y ha permitido una resolución que exige que pare el conflicto durante al menos dos semanas. El Ejecutivo israelí ha lanzado una cadena de reproches a sus aliados, lo que subraya cada vez más su aislamiento internacional

Es previsible que Sánchez sea muy bien recibido en esos países. En general, la política exterior española hacia el conflicto ha sido loada por los gobiernos de los países árabes y musulmanes. 

Se sabe que va a reunirse en Amán, la capital de Jordania, con el rey Abdalá II, y es de esperar que quizá también con su mujer, Rania de Jordania, todo un icono de la defensa de los derechos palestinos. Ella misma es palestina y ha usado su imagen pública internacional para solicitar un alto el fuego.

¿Aprovechará Sánchez alguno de esos encuentros para anunciar que España reconoce a Palestina como Estado? ¿Anunciará algún avance concreto en la conferencia de paz que propone, una idea a la que ya se han adherido los países de la Liga Árabe, la Conferencia Islámica y los 27 de la Unión Europea?

Cuatro giras de Albares

El jefe de la diplomacia española también ha tenido una agenda de trabajo frenética en la región en los últimos meses. En lo que va de año, José Manuel Albares ha realizado cuatro giras y visitado siete de los países relevantes.

A finales de enero estuvo en Líbano e Irak, donde las autoridades del país agradecieron la "valentía" española al fijar posición sobre Gaza.

A principios de febrero lanzó su segundo viaje, a Qatar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, para "promover soluciones" en Oriente Próximo.

Ya en marzo, el ministro de Exteriores se desplazó a Jordania donde, además, ratificó el apoyo sin ambages de España a la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas que trabaja con los refugiados palestinos y que Israel quiere desmantelar porque, asegura, apoya el terrorismo de Hamás. En Amán, Albares dijo que "España va a reconocer al Estado palestino" de forma "solemne y oficial", subrayando la promesa del presidente.

Ya fuera de Oriente Próximo, pero como país muy influyente en el bando 'propalestino', el ministro ha realizado una visita a Turquía, en la que pidió al Gobierno de Ankara que ayude en el lanzamiento de una conferencia de paz.

Nuevo choque con Israel

Donde no ha estado todavía el ministro de Exteriores ha sido en Israel. El Gobierno de Tel Aviv ha mostrado esta semana de nuevo su enfado con el Gobierno español, que considera que "premia a Hamás" con sus iniciativas para crear un polo dentro de la Unión Europea para reconocer unilateralmente al Estado palestino, uniéndose así a los otros 139 del mundo que ya lo hacen.

"Los comentarios del primer ministro de España, Pedro Sánchez, sobre el reconocimiento del Estado de Palestina, así como el comunicado conjunto de España, Malta, Eslovenia e Irlanda sobre que están preparados para reconocer el Estado palestino, constituyen una recompensa al terrorismo", decía el Ministerio de Exteriores en una nota de prensa publicada en la red X el pasado lunes.

Albares ha calificado de "disparate" decir que se apoya el terrorismo por apoyar la creación de un Estado palestino. "El pueblo palestino tiene derecho a una tierra y a una esperanza" y eso, dice el ministro, "no es incompatible con el Estado de Israel".

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