Un fenómeno macabro difícil de gestionar. Francia hace frente de nuevo a otra sucesión de falsas alertas de atentados o ataques bomba en escuelas e institutos. Después de las 800 del pasado otoño, el Ministerio de Educación ha contabilizado más de 340 desde el 21 de marzo. La mayoría de ellas se deben a piratas informáticos (muchos de ellos adolescentes) que se cuelan en las aulas virtuales de los centros educativos para publicar mensajes amenazantes. Algunos de ellos se inspiran del yihadismo —por ejemplo, con un video sobre una decapitación—, otros de la ultraderecha o no vehiculan ninguna reivindicación. Ante la nueva oleada, la administración educativa ha decidido cortar por lo sano: cerrar de manera temporal las aulas virtuales.
Estos espacios, que en los últimos años se han vuelto indispensables en la comunicación entre profesores, alumnos y padres, estarán cerrados hasta las vacaciones de primavera —en el caso de París duran hasta el 21 de abril—. Durante este cierre, “tendremos el tiempo de reiniciarlos y aumentar su seguridad”, explicó la ministra de Educación, Nicole Belloubet, tras anunciar esta medida el jueves por la noche. Con esta decisión, las autoridades galas ganan tiempo ante la preocupación incipiente, pero creciente, de las familias.
Además, Belloubet ha anunciado este viernes la creación de unas "fuerzas de seguridad móviles" dedicadas específicamente a vigilar los centros educativos. "Los profesores no están solos y queremos formar un escudo que los proteja a ellos y a los establecimientos", ha declarado durante una visita en un liceo profesional en Burdeos.
"Se han vuelto tan habituales"
Todas estas alertas de bomba fueron falsas y su contenido resulta a menudo poco verosímil. Sin embargo, el contexto actual invita a no tomárselas a la ligera. Francia elevó al máximo su nivel de alerta antiterrorista el pasado domingo, dos días después del atentado en Moscú. Las aulas francesas ya sufrieron en los últimos años la lacra del yihadismo, con los asesinatos de los profesores Samuel Paty en 2020 y Dominique Bernard, el pasado octubre. Pero cuando los directores señalan a las fuerzas de seguridad una advertencia de este tipo, esto comporta desalojar durante unas horas el colegio. Lo que trastoca el funcionamiento y estresa a la comunidad educativa.
¿Hace falta evacuar cada vez que se produce una falsa alerta de este estilo? Es la pregunta que se hacen ahora los responsables de los centros educativos. “Estos mensajes se han vuelto tan habituales que quizás sería preferible que no los tuviéramos en cuenta”, reconocía Bruno Bobkiewicz, secretario general del SNPDEN-UNAS (un sindicato de directores), en declaraciones a Le Monde. Pero si solo una de estas amenazas resultara verídica, las consecuencias podrían ser trágicas.
A la espera de que amaine el temporal, las autoridades confían en aprovechar este cierre temporal de las aulas virtuales para mejorar su seguridad. El Ministerio de Educación anunció una auditoría para analizar su funcionamiento. También quiere recordar a los alumnos los buenos gestos para dotarse de contraseñas seguras. Según las primeras investigaciones, los piratas utilizan programas para robar contraseñas y las publican en internet. Voluntarios macabros las utilizan luego para introducirse en las aulas virtuales y publicar las amenazas. Este fenómeno se ha convertido en un incordio para el Estado francés.