El centrismo europeísta del primer ministro polaco, Donald Tusk, consolidó su dominio en Varsovia y otras grandes ciudades, mientras que la oposición ultraconservadora de Ley y Justicia (PiS) "resistió" gracias al campo. El peso del voto urbano dio la victoria a la Plataforma Cívica (PO) de Tusk en diez provincias de Polonia, según las proyecciones difundidas por Ipsos al cierre de los colegios electorales del país del este europeo. El PiS fue la fuerza más votada en seis provincias, de acuerdo con los datos de la encuestadora.
A efectos porcentuales, la oposición ultranacionalista obtuvo un 33,7 %, mientras que el gubernamental PO quedó sobre el 31,9 %. Pero el conjunto del bloque entre liberales, centristas e izquierda que forma la coalición de Tusk se situó en el 51,9 % de los votos. Son resultados aún parciales, puesto que algunas alcaldías se decidirán en una segunda ronda de desempate, que tendrá lugar el 21 de abril.
A las municipales de este domingo en Polonia estaban convocados unos 30 millones de electores y se producían cuatro meses después del relevo en el poder a favor de Tusk. Más allá de la victoria lograda por su formación en Varsovia y otras grandes ciudades, se otorgaba a los comicios el rango de test sobre el ánimo del elector respecto al gobierno actual o la capacidad de regeneración del voto ultra en la oposición.
La correlación de fuerzas de estas municipales es casi idéntica a la que dejaron las elecciones parlamentarias del pasado octubre, cuando el ahora primer ministro puso fin a los ocho años de dominio del partido ultranacionalista en la política nacional de este socio de la UE y de la OTAN. El PiS se mantuvo en esas generales como partido más votado, pero quedó lejos de la mayoría y sin socios en los que apoyarse. Tusk, por contra, sí logró la mayoría parlamentaria precisa para el bloque integrado por su PO, la centrista Tercera Vía y la izquierda moderada, una alianza que aglutina a una docena de formaciones. Hasta materializar su llegada al poder tuvo que vencer los sucesivos obstáculos impuestos por el presidente, Andrzej Duda, originario del PiS, quien agotó plazos y recursos contra su investidura.
Un arranque accidentado
A la diversificada coalición de Tusk le une el afán por poner fin a la deriva autoritaria marcada por el PiS. Pero hasta ahora no han logrado sacar adelante más que una mínima parte del programa de 100 puntos anunciados por Tusk al asumir la jefatura del gobierno.
Ello se debe, en parte, al bloqueo ejercido por Duda. Entre otras iniciativas, el presidente ha vetado la liberación de la píldora del día después, uno de los puntos propuestos por Tusk para aliviar las restrictivas leyes del aborto aprobadas en tiempos del PiS.
Tampoco ha logrado avanzar en la tarea de revertir la controvertida reforma del poder judicial instituida por el PiS o la de despolitizar los medios de comunicación públicos. A esos problemes se unen los disensos internos en su coalición.
El nivel de desgaste de Tusk o la capacidad del PiS de sacar partido del descontento del campo polaco eran dos factores a examinar en estos comicios. El PO del primer ministro es una formación con un electorado esencialmente urbano, que domina en Varsovia y en el resto de grandes ciudades del país, mientras que el fuerte del PiS es el voto rural.
Pre-campaña presidencial
Los comicios locales han servido asimismo para calentar motores de cara a las presidenciales de 2025. Duda es formalmente independiente, por la neutralidad atribuida a su cargo, aunque llegó a la presidencia en 2015 como candidato del PiS. Se da por hecho que buscará la reelección el próximo año. Por parte del PO está la incógnita de si luchará por el puesto el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, quien cayó derrotado por escaso margen ante Duda en las últimas presidenciales.
En el aire está si será el propio Tusk quien libre la batalla por las presidenciales. En cualquier caso, las municipales de este domingo dieron un espaldarazo al alcalde capitalino: se alzó vencedor con casi un 60 %, lo de además de asegurarle la reelección para su puesto en Varsovia ratifica su popularidad e ímpetu como representante de un liderazgo regenerador para el PO de Tusk.