María Estela Fajardo Liriano, conocida como “La Patrona”, fue arrestada el 3 de febrero por liderar una red de trata de personas en Haití. Esta organización explotaba sexualmente a menores y mujeres dominicanas en un club nocturno en Puerto Príncipe. Una adolescente de 15 años fue una de sus víctimas, sometida a abusos, drogas y prostitución forzada. Tras un mes y medio de cautiverio, logró escapar y regresar a su hogar.
La pesadilla de la joven comenzó el 10 de noviembre de 2023 en Esperanza, provincia Valverde. Engañada por una supuesta amiga, Patricia Cruz, alias “La Macha”, fue llevada a Haití bajo falsas promesas. Al cruzar la frontera, fue trasladada a “La Patrona Club”, donde descubrió el horror que la esperaba. “Tú estás secuestrada”, le dijo su captora al llegar.
En el club, la menor fue obligada a tener relaciones sexuales con clientes, consumir drogas y traficar sustancias ilícitas. Junto a ella, otras siete menores y cinco mujeres adultas sufrían el mismo destino. “Nos obligaban a tener relaciones para poder cenar o beber agua”, relató la víctima. Además, “La Patrona” la obligó a abortar cuando descubrió que estaba embarazada.
La madre de la joven inició una búsqueda desesperada tras perder contacto con ella. Gracias a una foto publicada en Facebook, logró identificar el lugar donde estaba retenida su hija. Con ayuda de un contacto en la frontera, la menor escapó y regresó a República Dominicana.
El 3 de febrero, “La Patrona” fue arrestada en un operativo conjunto entre AMERIPOL y la Procuraduría Especializada contra la Trata de Personas. Actualmente cumple prisión preventiva en Rafey Mujeres, Santiago. Sin embargo, otros miembros de la red, como Patricia Cruz y Carlos Manuel Díaz Polanco, alias “El Gago”, siguen prófugos.
La víctima recibe tratamiento psicológico para superar las secuelas del trauma vivido. Su madre exige justicia: “Quiero que paguen por lo que le hicieron y por todo el daño que causaron a otras niñas”. El caso ha sacado a la luz una red criminal que explotaba a menores y mujeres, dejando un rastro de dolor y sufrimiento.