Una pastilla consigue frenar el avance de un tumor cerebral maligno durante varios años

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Una pastilla consigue detener varios años el avance de un tumor cerebral maligno

Chicago.- La investigación del cáncer acaba de ofrecer motivos de esperanza a quienes padecen un glioma de grado 2 con una mutación en el gen IDH, un tumor cerebral maligno para el que se ha descubierto un tratamiento oral que consigue frenar su evolución durante varios años.

Los resultados del ensayo de fase III INDIGO se han presentado en el marco de la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), que se celebra desde el pasado viernes hasta este martes en Chicago, y han sido publicados también en The New England Journal de Medicina.

El estudio, liderado por Estados Unidos, incluyó a 331 pacientes de 10 países, entre ellos España. El Hospital 12 de Octubre de Madrid, que ha formado parte de la investigación, explica que estos gliomas de bajo grado con mutaciones del gen IDH representan en torno al 30% de los tumores cerebrales.

Crecen de forma continua pero lenta, se infiltran en el cerebro y eventualmente se convierten en tumores agresivos con un crecimiento acelerado y síntomas severos. Los afectados suelen ser jóvenes, entre 25 y 50 años, y su tratamiento actual consiste en cirugía para extirparlo y radioterapia y quimioterapia para mantenerlo bajo control, pero estos dos últimos tienen una toxicidad importante.

Los pacientes que participaron en el estudio solo habían sido intervenidos quirúrgicamente. INDIGO es el primer estudio de fase III que se ha realizado en este tipo de pacientes que no habían recibido radioterapia ni quimioterapia, según explica el Dr. Juan Manuel Sepúlveda, coordinador de la Unidad de Neurooncología del Hospital 12 de Octubre y único autor español. de ese ensayo. Su centro comenzó a reclutar pacientes para él en 2020.

Aunque la quimio-radiación puede prolongar la vida en buenas condiciones entre 5 y 20 años, con el tiempo sus efectos secundarios se traducen en deterioro cognitivo y dificultades motoras y de concentración, entre otros.

El inhibidor vorasidenib, protagonista del ensayo, ha demostrado que preserva y mejora las capacidades cognitivas y funcionales y por tanto la calidad de vida de los pacientes durante años, al frenar la progresión tumoral y retrasar tratamientos agresivos. Esta píldora prolongó la supervivencia libre de progresión de la enfermedad en un promedio de 27,7 meses, en comparación con los 11,1 meses de quienes tomaron placebo, y pospuso la necesidad de un tratamiento agresivo en más de 40 meses, siendo en algunos casos indefinido.

ASCO especifica en su sitio web que los efectos secundarios negativos más comunes con vorasidenib fueron niveles elevados de enzimas transaminasas y diarrea. Aparte de eso, el tratamiento fue bien tolerado.

“La eventual aprobación de vorasidenib podría retrasar la necesidad de terapias más agresivas, marcando un cambio de paradigma en esta enfermedad. Realmente es un paso importante hacia una terapia contra el cáncer menos tóxica y más precisa para estos pacientes jóvenes”, dice Ingo Mellinghoff, neurooncólogo del Memorial Sloan Kettering Cancer Center en Nueva York, autor principal del estudio.

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