El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, está a punto de hacer historia al convertirse en el primer mandatario que no busca establecer una dinastía política familiar. A diferencia de otros líderes, su esposa, hijas y hermanos no tienen aspiraciones políticas, lo que marca un hito en la historia del país.
Abinader, quien concluirá su segundo y último mandato en 2028, no ha promovido la participación de su familia en la política. Este enfoque contrasta con el legado de su padre, José Rafael Abinader, quien fue ministro de Finanzas y fundó el Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Las tres hijas del presidente, Esther Patricia, Graciela Lucía y Adriana Margarita, han destacado en sus carreras profesionales pero no han mostrado interés en seguir los pasos de su padre. Esther es experta en relaciones públicas y mercadeo, Graciela en negocios y ciencias políticas, y Adriana se ha enfocado en causas sociales.
La primera dama, Raquel Arbaje, también se ha mantenido al margen de la política, centrando su labor en proyectos sociales y humanitarios. Esto la diferencia de otras figuras como Margarita Cedeño, exvicepresidenta, o Asela Mera, quien aspiró a un cargo senatorial.
Por otro lado, los hermanos de Abinader, José Rafael y Rita Sulina, han dedicado su vida al empresariado, liderando el Grupo Abicor, un conglomerado familiar con inversiones en turismo, industria y educación. Ambos han dejado claro que no tienen intenciones de incursionar en la política.
Con este enfoque, Abinader se perfila como un líder que prioriza la institucionalidad y la alternancia política, marcando un precedente en la historia dominicana. Su legado será recordado no solo por su gestión, sino también por su decisión de no perpetuar su apellido en el poder.
