La subida del crudo pone al Gobierno en la disyuntiva de seguir protegiendo el bolsillo de los consumidores y reducir las expectativas de déficit presupuestario
El descarrilamiento del petróleo de la trayectoria de precios diseñada por las autoridades fiscales dominicanas podría afectar la esperada y deseada reactivación del gasto de capital para la última parte del año.
La senda alcista que ha tomado el precio del crudo y sus derivados desde el octavo mes del año ha devuelto al manejo presupuestal del Gobierno el tema de los subsidios a los combustibles, que de agosto a la fecha promedian alrededor de RD$600.00 millones semanales. .
Cuando surgen aumentos no programados de los subsidios, en un escenario de gestión presupuestaria bajo la promesa de controlar el déficit fiscal previamente aprobado, entonces los gastos de capital, que son la matriz de las inversiones públicas, suelen ser “sacrificados”.
El llamado “oro negro” ha experimentado una rebelión a la baja y su precio ya supera los 90,00 dólares por barril, nivel muy por encima de las previsiones realizadas por el Ministerio de Hacienda (MH) y su Dirección General de Presupuesto (Digepres). en el diseño de los Presupuestos Generales del Estado 2023, (PGE).
Para el PGE 2023 en la versión original, el barril de petróleo era proyectado por el MH y la Digepres a un precio promedio de US$ 89,1 por barril, pero en la revisión semestral, que sirvió para elaborar el Presupuesto Complementario aprobado a finales de En julio, el promedio se redujo a 77,30 dólares. El precio del crudo asumido por el mercado en las últimas 8 semanas ha superado ampliamente los niveles proyectados por los diseñadores del presupuesto, principalmente el precio a la baja de la revisión, de cuya referencia se ha distanciado en aproximadamente 13,00 dólares por barril.
Este alejamiento del precio real del precio proyectado del crudo está generando muchas expectativas sobre la gestión del último tramo de los Presupuestos Generales del Estado, porque parece que pondrá al Gobierno en la disyuntiva de tres caminos a seguir, con dos posibilidades:
El primer dilema es si continuar con la política de subsidiar los precios de los combustibles y arriesgarse a dejar el margen del déficit fiscal propuesto para el año en curso, opción que no comparten los economistas que se oponen a los subsidios generalizados por un período prolongado. . Y con base en las explicaciones que ofrece cada semana el Viceministro de Comercio Interior del Ministerio de Industria y Comercio y Mipymes, Ramón Pérez Fermín, al informar los precios semanales de los hidrocarburos, existe el compromiso del Gobierno de defender a los consumidores de las altas precios de los derivados del petróleo.
Otra opción sería seguir manteniendo sin cambios los precios de los combustibles y seguir asumiendo, desde los PGE, los altos subsidios que en las 8 semanas de agosto a la fecha acumulan RD$3,619.4 millones.
Pero mantener el subsidio a los combustibles fuera de los montos presupuestados y continuar con la proyección de controlar el déficit fiscal en torno al 3% del producto interno bruto (PIB), como está concebido, podría alterar otras áreas del Presupuesto 2023, porque no hay fuentes de ingresos, salvo una mayor financiación, que pueda compensar el desequilibrio que se producirá en las finanzas públicas. Las recaudaciones con base en la Dirección General de Aduanas (DGA), que rondan el 20% de los ingresos tributarios generales, no están yendo tan bien como se esperaba como consecuencia de una caída en las importaciones comerciales, que son las que están sujetas al pago de impuestos. deber.
Como compensación, la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), que aporta más del 75% de la recaudación tributaria, ha mantenido sus recaudaciones creciendo, superando en ocasiones las estimaciones mensuales y siempre superando recaudaciones similares anteriores.
Escenario de gastos
En este entorno, una tercera opción sería que el Gobierno decida continuar con los subsidios y con su meta de déficit fiscal, gestionar con el control del gasto público, lo que no sería una idea compartida por diferentes economistas que entienden que el gasto público debe ser el principal motor de la recuperación económica, esencialmente la que se realiza en inversiones públicas, en proyectos de infraestructura que generan riqueza y que impactan a los sectores productivos porque demandan para su desarrollo bienes y servicios que vinculan la producción nacional y el comercio en general.
Y ya se ha convertido en una tradición de los gobiernos, y en el actual también, que cuando hay que reducir gastos la clasificación más castigada es la de gasto de capital. Los proyectos se ralentizan, los pagos a los constructores pierden velocidad y la economía en general pierde dinamismo.
En las circunstancias actuales, cuando se espera que al menos en el último trimestre del año el gasto público refleje una política fiscal expansiva, en apoyo de las medidas de incentivo monetario aplicadas por las autoridades monetarias.
Esta semana en un programa de televisión, el economista Andrés Dauhajre hijo, presidente de la Fundación Economía y Desarrollo, recomendó al Gobierno “dejar tranquilo al Banco Central, no pedir más” en materia de medidas para reactivar la economía. Considera que “el Banco Central ha hecho más de lo que debería a favor de la recuperación económica y que ahora le corresponde a la política fiscal desempeñar su papel expansivo”.
El WTI de Texas cayó pero se mantiene por encima de los 90 dólares
Ayer en Nueva York, el precio del Texas Intermediate Oil (WTI) cayó un 0,3% y cerró en 91,20 dólares, con lo que el mercado se tomó un pequeño respiro a la espera de la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos sobre los tipos.
Al cierre de las operaciones en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), los contratos de futuros del WTI para entrega en octubre restaron 0,28 dólares respecto al día anterior. Los mercados están a la espera de la decisión del banco central estadounidense sobre los tipos de interés, que se anunciará mañana miércoles, y todo indica que habrá una pausa en la trayectoria alcista a pesar del reciente repunte de la inflación. “Si la Reserva Federal indica que (las tasas) van a estar más altas por más tiempo y que los riesgos de una recesión están aumentando (“aterrizaje forzoso”), eso podría dar un último gran empujón al dólar, lo que podría pesar sobre los precios del petróleo crudo. . ”, comentó el analista Ed Moya, de la firma Oanda, en una nota.
Los precios del petróleo llevan varias semanas subiendo y se encuentran en sus niveles más altos en casi un año debido a la perspectiva de un ajuste mundial del suministro de combustible para el invierno, especialmente después de los recortes adicionales de suministro por parte de Arabia Saudita y Rusia.