El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, declaró este sábado ante miles de seguidores el fin de la llamada "revolución de colores", un término que él usa para referirse a las masivas protestas que, desde hace cinco meses, denuncian corrupción y autoritarismo en su gobierno. Durante un acto de lanzamiento de su 'Movimiento por el Pueblo y el Estado', Vucic pidió a las autoridades que restablezcan la paz en el país y advirtió que las futuras manifestaciones estudiantiles serán "en vano".
Vucic, quien lleva en el poder desde 2012, insistió en que se aplicará la ley contra quienes, según él, cometen actos violentos durante las protestas. Aunque las marchas han sido mayoritariamente pacíficas, el líder populista aseguró que no tolerará más disturbios. "Todas las próximas protestas estudiantiles serán en vano", declaró con firmeza.
Las manifestaciones comenzaron el pasado 1 de noviembre, tras el derrumbe del techo de una estación de trenes recién remodelada por empresas chinas, un accidente que dejó 16 muertos. Inicialmente, los ciudadanos exigían responsabilidades políticas y judiciales, pero las protestas evolucionaron hacia una demanda de más democracia y una crítica al creciente autoritarismo y corrupción del gobierno de Vucic.
El presidente reconoció que su error fue no enfrentarse inmediatamente a las protestas, como le habían recomendado sus "amigos chinos". Durante el acto, también leyó las demandas de su nuevo movimiento, entre las que destacó la necesidad de que Serbia "se desbloquee" y los estudiantes regresen a las aulas.
Miles de personas, muchas llegadas en autobuses desde diversas ciudades del país, llenaron las calles cercanas al Parlamento en apoyo a Vucic. "Si no fuera por Vucic, no habría carreteras, fábricas ni nuestras pensiones", afirmó Svetlana, de 67 años, mientras otros asistentes expresaron su lealtad al presidente. El ambiente fue festivo, con banderas serbias y cánticos como "¡Aco, serbio!".
Además, Milorad Dodik, presidente del ente serbio de Bosnia y conocido por sus políticas secesionistas, participó en el acto a pesar de una orden de captura en su contra. "Serbia es hoy la palabra de libertad y esperanza", dijo Dodik, respaldando a Vucic como el líder que el país necesita en estos tiempos difíciles.
Mientras tanto, en el sur de Serbia, miles de estudiantes y ciudadanos se reunieron en Novi Pazar para continuar exigiendo responsabilidades por el accidente en la estación de trenes.
El mensaje de Vucic es claro: las protestas no cambiarán nada, y su gobierno mantiene el control. Sin embargo, la tensión en las calles sugiere que la oposición no se dará por vencida fácilmente.