Los embajadores de los 27 países de la Unión Europea (UE) han dado luz verde a un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, el número 16 desde que comenzó la guerra en Ucrania. El acuerdo llega justo antes del tercer aniversario de la invasión rusa y en medio de negociaciones con Estados Unidos.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha declarado que la UE está comprometida a "mantener la presión sobre el Kremlin". Por su parte, la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, aseguró que "el Kremlin no doblegará nuestra determinación".
El nuevo paquete de sanciones, que se espera entre en vigor el próximo lunes, incluye restricciones a las importaciones de aluminio, amplía la lista de bancos sancionados y suspende la licencia de emisión de varias cadenas rusas. Además, se centra en la llamada "flota fantasma", barcos sin seguro en Occidente y con bandera de países fuera de la UE y el G7, que Rusia utiliza para eludir las sanciones, especialmente en el sector energético.
En medio de este escenario, Moscú y Washington han iniciado su primera ronda de contactos. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, se reunió con el Secretario de Estado de EE.UU., Marcos Rubio, quien reconoció que Europa tendrá que sentarse a la mesa de negociaciones en algún momento.
La UE, sin embargo, no está invitada a las conversaciones de paz y no tiene intención de cambiar su política de sanciones. El comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, señaló que los Veintisiete mantendrán su postura independientemente de lo que haga Washington. "Con los movimientos en la nueva Administración Trump, la UE tendrá que encargarse de asuntos relacionados con su seguridad, incluyendo la política de sanciones", dijo.
Este paquete de sanciones marca un cambio significativo en los casi tres años de guerra. Los aliados, como Canadá y el Reino Unido, han trabajado juntos en la coordinación de sanciones para aumentar su efectividad.
En resumen, la UE está cerrando filas con medidas más estrictas contra la elusión de sanciones, nuevas prohibiciones de importación y exportación, y sanciones a la flota fantasma de Putin. "Estamos cerrando puertas traseras para que opere la maquinaria bélica de Rusia", afirmó Kallas.