Más de 1.000 estudiantes internacionales han visto sus visados revocados en Estados Unidos en los últimos dos meses, según informes de universidades. La medida, vinculada a una creciente represión contra los activistas pro palestinos, ha dejado a estos jóvenes en situación irregular, forzando a muchos a abandonar el país de la noche a la mañana. La Administración Trump está siendo acusada de actuar de manera indiscriminada, afectando a estudiantes de más de 180 universidades, incluyendo a ciudadanos de Europa y países en conflicto.
Los estudiantes, en su mayoría brillantes académicos, están tomando medidas extremas para protegerse. Algunos están entregando trabajos sin firmar, renunciando a roles en revistas académicas o incluso utilizando pseudónimos para evitar ser identificados. “Es aterrador levantarse cada mañana y no saber si estarás allí al día siguiente”, dijo Kabir, un recién graduado que prefirió mantener su identidad en el anónimo.
El clima de miedo se ha extendido en todos los ámbitos académicos. Un caso que impactó a la comunidad estudiantil fue el de una joven turca de la Universidad de Tufts, arrestada por agentes de incógnito y llevada en un vehículo sin identificaciones. “Protestábamos porque no queríamos que los recursos de nuestra universidad se usaran para desarrollar armas”, contó Aaron, un estudiante del MIT involucrado en grupos pacifistas. “Ahora, todos estamos en riesgo”.
Las universidades están colapsadas ante el aumento de casos. Sus equipos legales desaconsejan involucrarse, y las comunicaciones con los estudiantes han pasado de pedir calma a advertir que no salgan del país. Incluso aquellos con visados válidos han sido retenidos en aeropuertos sin explicación, como ocurrió recientemente con un grupo de estudiantes alemanes del MIT.
El miedo a la deportación ha llevado a algunos a taparse el rostro en manifestaciones o a evitar participar en protestas por completo. “Me daba miedo que me confundieran con un manifestante”, confesó Kabir, quien asistió a una protesta como periodista.
Este clima de incertidumbre está afectando no solo a los estudiantes, sino también a las propias universidades, que están perdiendo talento y recursos. “Vinimos aquí para formarnos en los mejores programas”, dijo Aaron. “Pero ahora, estamos viendo cómo se penaliza expresar opiniones que no se alinean con el gobierno”.
En resumen, lo que comenzó como una respuesta a las protestas pro palestinas se ha convertido en una campaña más amplia que está cambiando el panorama educativo en Estados Unidos, dejando a miles de estudiantes en el limbo y cuestionando el futuro de la formación académica en el país.