Un helicóptero turístico se estrelló en el río Hudson, frente a Manhattan, el jueves por la tarde, dejando como saldo la muerte de una familia catalana y el piloto. Este es el último de una serie de accidentes con helicópteros en la ciudad en los últimos años, lo que ha reavivado el debate sobre la seguridad de estos vuelos.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, ha descartado prohibir los helicópteros turísticos, aunque ha asegurado que se tomarán medidas para garantizar que los vuelos sean seguros y con el mantenimiento adecuado. "Dejemos que la investigación siga su curso", declaró Adams en una entrevista con Fox News. Aún se desconoce por qué el helicóptero se separó en tres partes antes de caer al río en una tarde particularmente fría.
El accidente ha generado fuertes críticas entre algunos legisladores locales, quienes han vuelto a pedir la prohibición de los vuelos no esenciales de helicópteros. Brad Hoylman-Signal, representante del oeste de Manhattan, donde ocurrió la tragedia, afirmó que "los helicópteros deberían reservarse para emergencias, cobertura de noticias urgentes y operaciones de salud pública, y no para visitas turísticas o viajes de lujo".
Chris Marte, otro legislador municipal, sugirió que las agencias federales deben regular estos vuelos, ya que muchos provienen de otros estados. "Es un momento de duelo, pero también de reflexión y de cambio urgente de políticas", dijo Marte, según recoge el portal Gothamist.com.
Este no es el primer accidente de este tipo en Nueva York. En 2018, cinco personas murieron cuando un helicóptero se estrelló en el East River debido a un sistema de arneses defectuoso. En 2009, nueve personas perdieron la vida tras una colisión entre un helicóptero y una avioneta sobre el río Hudson. Y en 1977, cinco personas murieron cuando una pala de helicóptero se desprendió en un helipuerto de Manhattan.
Aunque los helicópteros turísticos son una atracción popular en Nueva York, estos incidentes han puesto en tela de juicio su seguridad. Las autoridades continúan investigando el último accidente mientras crece la presión para implementar regulaciones más estrictas.
