El primer ministro británico, Keir Starmer, ha lanzado una advertencia contundente: el Reino Unido enfrenta una amenaza "más grave, más inmediata y más impredecible que en cualquier otro momento desde la Guerra Fría". En un discurso en Glasgow, el líder laborista anunció que el país está avanzando hacia la preparación para un posible conflicto armado, reforzando sus fuerzas militares y priorizando la seguridad nacional.
Starmer hizo estas declaraciones durante la presentación de la Revisión Estratégica de Defensa, un informe encargado por el Gobierno para abordar las crecientes amenazas, como los ciberataques y el riesgo nuclear. El primer ministro destacó la "creciente agresión rusa" y cómo sus acciones "aumentan el coste de la vida en nuestro país". Subrayó que el Reino Unido debe estar preparado para la guerra, convirtiéndola en el "objetivo central de nuestras fuerzas armadas".
El líder laborista enfatizó que las amenazas actuales exigen "una nueva era para la defensa y la seguridad". Aseguró que su Gobierno "nunca arriesgará" la seguridad nacional y que la mejor manera de disuadir a los adversarios es demostrar que el país está listo para actuar. "La manera más eficaz de disuadirlos es estar preparados. Y, francamente, demostrarles que estamos listos para lograr la paz mediante la fuerza", afirmó.
Starmer también destacó la importancia de la OTAN, describiéndola como una "fuente fundamental de nuestra fortaleza estratégica". Prometió que la política de defensa del Reino Unido siempre priorizará esta alianza militar, asegurando que "nunca lucharemos solos". Además, anunció planes para modernizar las fuerzas armadas, incorporando tecnología avanzada como drones, aeronaves con Inteligencia Artificial y destructores, con el objetivo de hacerlas "diez veces más letales para 2035″.
Como parte de esta estrategia, el Gobierno ha anunciado la construcción de hasta 12 nuevos submarinos de ataque de propulsión nuclear y una inversión de 15.000 millones de libras en su programa de ojivas nucleares. También se invertirán 1.500 millones de libras en la construcción de fábricas de municiones y se adquirirán 7.000 armas de largo alcance de fabricación británica.
En resumen, el Reino Unido está tomando medidas drásticas para enfrentar lo que Starmer describe como un "mundo más peligroso". Con una inversión masiva en defensa y un enfoque renovado en la preparación militar, el país busca garantizar su seguridad en un contexto global cada vez más incierto.