Trece niños y niñas de Gaza, todos ellos enfermos de cáncer, han llegado a España en busca de tratamiento médico. Estos pequeños, junto a sus familias, fueron evacuados desde Egipto en un avión militar fletado por el Gobierno eslovaco. Su esperanza es curarse y volver a casa, aunque la realidad que dejaron atrás es desoladora: una guerra que ha destrozado sus vidas y sus cuerpos frágiles.
Wafae, madre de uno de los niños, expresó su desesperación: "Queremos vivir, no queremos morir". Sus palabras resumen el sufrimiento de estas familias, que han visto cómo la guerra en Gaza no solo destruye sus hogares, sino que también afecta la salud de sus hijos. Para estos pequeños, la situación en Gaza no solo es insoportable, sino que les ha impedido acceder a tratamientos médicos básicos. Fueron evacuados con la ayuda de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Anas, de 19 años, acompaña a su hermano Moaad, de 13, que padece neuroblastoma, un cáncer que afecta el tejido nervioso. "Al principio pensamos que su pérdida de peso era normal, porque en la guerra todos estábamos así", relató Anas. Sin embargo, luego descubrieron que la enfermedad era mucho más grave. Moaad fue diagnosticado en enero, pero en Gaza no hay tratamientos disponibles. Su esperanza ahora está puesta en el Hospital de Zaragoza.
Safaa, madre de Mohamed, un niño con leucemia, también comparte su historia. "La situación en Gaza es tan mala que la palabra 'mala' se queda corta", dijo. Describió cómo la falta de alimentos y la desnutrición han agravado la enfermedad de su hijo. "Comíamos lo que encontrábamos, incluso alimentos para animales", confesó. Safaa dejó en Gaza a cuatro de sus hijos, incluido uno con sordera, y no sabe cuándo podrá regresar.
Walaa, de 18 años, y su madre también llevan las cicatrices de la guerra. Además de luchar contra el cáncer, Walaa perdió más de 20 kilos debido a la falta de alimentos. "No podía caminar, no tenía fuerzas", explicó su madre. Ahora, ambas viajarán a Barcelona en busca de tratamiento, aunque su corazón sigue en Gaza, donde dejaron a un niño de solo tres años.
Bayan, una niña de 9 años con leucemia, es una de las menores que llegó a España. Mostraba mejoría hasta que la guerra se llevó a su hermana de 15 años. Desde entonces, su salud empeoró y necesita un trasplante de médula ósea. A pesar de todo, Bayan sigue sonriendo y reparte besos a quienes la rodean.
Para estos niños, España representa una oportunidad de vida. Sin embargo, sus familias enfrentan la incertidumbre de lo que les espera cuando terminen los tratamientos. La pregunta que todos se hacen es si podrán regresar a un hogar que, hoy por hoy, está en ruinas. La esperanza de sanar es lo que les mantiene en pie, pero el futuro sigue siendo incierto.