El presidente argentino, Javier Milei, enfrenta un nuevo escándalo político tras la aprobación en la Cámara de Diputados de una comisión investigadora para esclarecer su posible implicación en el llamado "criptogate". Este caso, que involucra una estafa de 100 millones de dólares a través de una criptomoneda promovida por el mandatario, ha generado un fuerte impacto en su imagen y ha abierto frentes judiciales tanto en Argentina como en Estados Unidos.
La comisión, impulsada por la oposición, busca investigar el papel del Gobierno en el lanzamiento de la criptomoneda $LIBRA, que terminó defraudando a miles de personas. Milei, quien inicialmente promovió la moneda digital, tuvo que retractarse y borrar sus publicaciones al respecto en redes sociales. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y el Congreso decidió avanzar con la investigación.
Además de la creación de la comisión, se aprobó la interpelación de altos funcionarios del Gobierno, incluyendo al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y al ministro de Economía, Luis Caputo. Esto representa un nuevo golpe para el oficialismo, que ya había sufrido un revés días atrás cuando el Senado rechazó dos designaciones clave para el Tribunal Supremo.
La oposición, liderada por el peronismo, logró sumar el apoyo de otras fuerzas políticas moderadas al comprometerse a no exigir la comparecencia de Karina Milei, hermana del presidente y considerada una de las figuras más influyentes del Gobierno. A pesar de su papel central en el escándalo, Karina Milei ha evitado hablar en público sobre el tema.
Durante el debate parlamentario, los legisladores opositores criticaron duramente al Gobierno. "El Congreso no debe mirar para el costado, sino velar por el interés supremo de la Argentina de saber la verdad", afirmó el diputado radical Pablo Juliano. Por su parte, el oficialismo calificó la iniciativa como un "circo" y una intromisión en el Poder Judicial.
El escándalo ha afectado la popularidad de Milei, con una reciente encuesta que muestra que el 53% de los argentinos votaría por un candidato opositor en las próximas elecciones parlamentarias para poner "un límite" a su gestión. Mientras tanto, el Congreso también será escenario de protestas sociales, con manifestantes y pensionados reclamando mejoras en sus asignaciones, en un clima de creciente tensión política y social.
En resumen, el "criptogate" ha puesto a Milei en el centro de un escándalo que no solo amenaza su imagen, sino que también complica su capacidad de gobernar en un Congreso cada vez más adverso.