Montañas de basura en las calles de París, tráfico ferroviario "fuertemente afectado", todas las refinerías de Total siguen en huelga… Los sindicatos franceses no han logrado bloquear la economía francesapero el funcionamiento del vecino país sigue alterado por la ola de protestas y paros laborales contra la reforma de pensiones. Francia vivió otro día de protestas en todo el paísmientras continúan los paros ilimitados en la empresa ferroviaria SNCF, refinerías de combustible y recolección de basura, entre otros sectores.
Cuanto más que un millón de personassegún los sindicatos, y 368,000, según la policía, se manifestó este sábado en todo el territorio francés. representó el octava jornada de movilizaciones —en cuatro de ellos, hubo alrededor de un millón de manifestantes, según los datos bastante austeros de las fuerzas de seguridad— contra el impopular aumento de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años (con 42 o 43 años cotizando para recibir pensión completa ).
“Me temo que se va a ir hasta el final”
Las protestas de este sábado fueron las menos concurridas desde el inicio de este intenso pulso social entre los sindicatos y el Gobierno de Emmanuel Macron. Una disminución de la participación que, en parte, se explica por el hecho de que los opositores al texto habían concentrado sus esfuerzos en la huelga general del martes, que reunió a 1,28 millones de manifestantes, según las fuerzas de seguridad. Desde que la policía francesa comenzó a informar sobre el número de manifestantes en 1962, nunca había informado de un número tan elevado de personas en las calles en una huelga sindical. Ni siquiera en mayo del 68.
Tras el “histórico” el 7 de marzo, los sindicatos intentaron mantener la presión con los más de 200 protestas este sábado, convocada el fin de semana con el objetivo de conseguir que se sumen trabajadores del sector privado, donde es más difícil hacer huelga. Este fue el caso de Fanny, de 33 años, que trabaja para una asociación de economía social y solidaria. “He venido con mi madre que tiene 60 años y le va a impactar de lleno la medida”, explicó a EL PERIÓDICO esta parisina que se manifestaba por primera vez contra la reforma, rechazada por el 68% de los franceses, según las últimas encuestas.
“El Gobierno pretende escucharnos, pero me temo que llegará hasta el final y aprobará la reforma sin hacer concesiones a los sindicatos”, reconoció Fanny, desde las primeras filas de la manifestación en la capital francesa. Como muchos de los manifestantes, expresó su rechazo a la medida y en general contra las políticas económicas derechistas del Ejecutivo centrista, pero se mostró poco optimista sobre la posibilidad de frenar la impopular medida. El 78% de los franceses cree que al final se aprobará la medidasegún una encuesta reciente del instituto Elabe.
A pesar de enfrentar la movilización social más masiva de las últimas décadas en Francia, Macron se mantiene firme. Tras ser invitado a reunirse con él en el Elíseo por parte de la coalición sindical -integrada por todos los sindicatos, algo muy inusual en Francia-, el presidente respondió el viernes con una respuesta negativa, con palabras tan educadas como contundentes: “Tenemos respetar el tiempo parlamentario”.
Montañas de basura en París
La medida se debate actualmente en el Senado, donde podría votarse el domingo por la tarde. La próxima semana volverá a la Asamblea Nacional. Allí el Ejecutivo no tiene la garantía de tener una mayoría absoluta de diputados favorable al texto, sobre todo, por el elevado número de disidentes en las filas de Los Republicanos (LR, afín al PP). De hecho, el Gobierno no descarta recurrir al polémico artículo 49.3 y aprobar la reforma sin votación parlamentaria. Una opción que abriría la puerta a que los diferentes grupos de la oposición promovieran una moción de censura, algo sobre lo que se especula actualmente en la prensa francesa.
“Tenemos un presidente que menosprecia las aspiraciones de su pueblo”, criticó Laurence Finel, de 52 años, un investigador que portaba una pancarta comparando a Macron con Napoleón. “Tengo mucho miedo de cara a las próximas elecciones presidenciales, que los franceses se venguen con su papeleta y que esto beneficie a la extrema derecha de Marine Le Pen”, reconoció Christine Laurin, de 52 años, una proveedora de cuidado infantil que votó por Macron en la primera vuelta de 2017 y que no solía manifestar, pero ahora no se pierde una protesta.
Desde el martes, el servicio de recolección de basura inició una huelga ilimitada en París. Así están ahora mismo las calles de la capital francesa #greve #Retiros pic.twitter.com/Z0TMN1QsOB
— Enric Bonet (@EnricQuart) 11 de marzo de 2023
El pulso por la reforma de pensiones entró en su recta final. Ante la falta de diálogo social, los sindicatos han recurrido a huelgas ilimitadas, aunque estas dependen de lo que decidan los trabajadores de cada empresa o sector y se limitan a algunos sectores. A diferencia de lo ocurrido en las movilizaciones de 2019, frente a otro intento de Macron de reformar el sistema de pensiones francés, su impacto no está siendo tan importante en el transporte, especialmente en el metro de París, que circula con cierta normalidad. En cambio, Se está volviendo especialmente notable en la recolección de basura. en la capital francesa, en cuyas calles se acumulan más de 5.000 toneladas.
“Es necesario organizar más acciones para bloquear la economía”, pide Roland Lemyre, de 60 años, gerente local del sector salud de la combativa CGT. “Aunque se apruebe la reforma, seguiremos manifestándonos. Hasta que no entre en vigor no nos vamos a rendir”, advirtió.