El Ejército de la India ha lanzado un ataque aéreo contra nueve supuestas "bases terroristas" en Pakistán y en la región de Cachemira administrada por este último país. La operación, bautizada como "Sindoor", es una respuesta al brutal atentado ocurrido hace dos semanas en Pahalgam, que dejó 26 muertos. El gobierno indio ha asegurado que los ataques fueron dirigidos contra infraestructuras terroristas y no contra instalaciones militares pakistaníes, en un intento de evitar una escalada mayor.
Según un comunicado del Ministerio de Defensa de la India, estas bases estaban siendo utilizadas para planificar y dirigir ataques terroristas contra su territorio. "Hemos llevado a cabo una operación precisa y contenida para exigir responsabilidades a los responsables del ataque en Pahalgam", afirmó el gobierno. Nueva Delhi culpa a Islamabad del atentado, aunque Pakistán ha negado cualquier implicación.
La tensión entre ambos países no ha hecho más que aumentar desde el ataque. Como primera medida de represalia, la India anunció que suspendería su participación en un tratado de reparto de aguas firmado con Pakistán en 1960. "El agua que pertenece a la India y que hasta ahora fluía al exterior será retenida y utilizada en beneficio de nuestro país", declaró el primer ministro Narendra Modi. Pakistán, por su parte, advirtió que cualquier modificación unilateral del flujo de los ríos sería considerada un "acto de guerra".
La región de Cachemira, mayoritariamente musulmana y reclamada por ambos países, lleva décadas siendo un foco de conflicto. Desde el atentado en Pahalgam, se han registrado intercambios de disparos en la frontera, aunque, según India, no se han reportado víctimas. La situación ha generado preocupación internacional, especialmente por el hecho de que ambos países son potencias nucleares.
Estados Unidos ha llamado a ambas naciones a buscar una "solución responsable" a las tensiones. El secretario de Estado, Marco Rubio, mantuvo conversaciones con altos funcionarios de India y Pakistán la semana pasada, urgiéndoles a reducir la escalada. A pesar de las presiones, la situación sigue siendo delicada, y el temor a un conflicto abierto sigue latente.
Con este nuevo ataque, India reitera su determinación de luchar contra el terrorismo, pero también aumenta el riesgo de una confrontación mayor con su vecino. Mientras tanto, el mundo observa con preocupación cómo dos potencias nucleares se enfrentan en una de las regiones más volátiles del planeta.
