Puerto Príncipe, Haití – La violencia descontrolada y la escasez de medicamentos han sumido a Haití en una crisis humanitaria sin precedentes, dejando a miles de personas al borde del colapso mental. En medio del caos, los pacientes psiquiátricos se han convertido en víctimas invisibles de un sistema de salud que está al borde del colapso.
La capital, Puerto Príncipe, vive bajo el constante sonido de disparos y el rugido de motocicletas. Las calles están llenas de barricadas en llamas, mientras los residentes intentan sobrevivir en un entorno cada vez más peligroso. Desde 2023, la violencia armada ha convertido la ciudad en una trampa mortal, con 3,5 millones de haitianos viviendo en zonas controladas por pandillas.
Según la ONU, en 2024 al menos 5.600 personas han muerto a causa de la violencia, 2.212 han resultado heridas y se han registrado 1.494 secuestros. La situación es especialmente grave para las mujeres, quienes enfrentan violencia de género y abuso sexual como armas de terror.
Marie Desir, una estudiante de enfermería de 32 años, es una de las muchas víctimas. Desplazada por las pandillas, tuvo que abandonar su hogar en Carrefour Feuille y refugiarse en Delmas, otro barrio de la ciudad. "Estoy traumatizada. Ya ni siquiera salgo a la calle", confiesa. Su historia es un reflejo de la desesperación que vive gran parte de la población.
El psicólogo haitiano Ronald Florestal lo resume con una frase escalofriante: “Más personas han muerto por depresión en Haití que por las balas”. La desesperanza se ha convertido en una enfermedad silenciosa que afecta a generaciones enteras.
Jean-Robert Augustin, psiquiatra especializado en trauma, advierte que Haití está sumido en un “estrés postraumático colectivo”. Muchos profesionales de la salud, como él, han tenido que abandonar el país para proteger a sus familias, lo que ha dejado al sistema de salud en una situación crítica. Según un informe de julio de 2024, el personal médico se ha reducido en un 70 %.
En el antiguo Teatro Rex, ahora convertido en un campamento improvisado, Joceline Pierre, madre de ocho hijos, lucha por sobrevivir. Desde la desaparición de su esposo, cría sola a sus hijos en condiciones brutales. "A veces no tengo fuerzas para levantarme", confiesa. Según un estudio publicado en el Journal of Affective Disorders, el 67 % de las mujeres desplazadas en Haití presentan síntomas de depresión severa.
La crisis de medicamentos ha agravado aún más la situación. Max-Weber Victor, psiquiatra con quince años de experiencia, explica que los pacientes psiquiátricos son especialmente vulnerables. Jean-René Pierre, de 34 años, padecía esquizofrenia y comenzó a vagar desorientado tras quedarse sin su tratamiento. Una semana después, su familia recibió la noticia de que había sido asesinado.
El sistema de salud haitiano enfrenta un colapso sin precedentes. Las pandillas han incendiado farmacias y bloqueado carreteras, puertos y aeropuertos, lo que ha dificultado la importación de medicamentos. En marzo de 2024, el hospital Saint-Damien solo recibió el 43 % de sus pedidos. Los laboratorios nacionales han reducido su producción por falta de insumos, y los hospitales han tenido que priorizar los casos más urgentes.
La falta de antibióticos, analgésicos y medicamentos contra el cáncer podría aumentar la mortalidad en el país, según Pierre Hugues Saint-Jean, presidente de la Asociación de Farmacéuticos de Haití. Los pacientes psiquiátricos, sin acceso a tratamientos adecuados, han tenido que recurrir a fármacos más antiguos con efectos secundarios severos, que también están comenzando a escasear.
Mientras tanto, el país sigue sumido en el caos. El sufrimiento psicológico de su gente permanece invisible, un eco atrapado en las calles vacías de Puerto Príncipe.