un presidente alemán frank walter steinmeiercon un la estrella de david en su solapa, como los que los nazis obligaron a llevar a los judíos, y pidiendo disculpas desde Polonia por los crímenes del Tercer Reich: la imagen, en el 80 aniversario del levantamiento del gueto de Varsovia, no tenía la carga emotiva de la desplegada por Willy Brandt, en diciembre de 1970, arrodillado ante el monumento a los héroes de la revuelta judía. El gesto de la entonces canciller alemana fue espontáneo, silencioso y probablemente la mejor expresión de arrepentimiento y la vergüenza alemana ante el horror del nazismo.
Steinmeier plasmó en un discurso el mismo sentimiento que Brandt, un socialdemócrata como él. Afirmó que la responsabilidad alemana por los crímenes del nazismo persistirá por todavía varias generaciones por venir.
"Los crímenes cometidos aquí por los alemanes me sumergen en un profunda vergüenza”, afirmó, en un acto marcado por el sonido de las sirenas con las que en Varsovia se desató la revuelta de los 19 de abril de 1943. Esa mañana, los internos se levantaron desesperadamente contra sus deportación. Del 450.000 judíos Sólo 50.000 de los que habían vivido hacinados en los tres kilómetros cuadrados del gueto permanecieron en el verano de 1942, con el comienzo de las deportaciones masivas al campo de exterminio de Treblinka. El levantamiento fue sofocado brutalmente y los que permanecieron en sus casas fueron quemados vivos, con la gueto en llamas.
“Estoy ante ustedes para pedirles perdón por los crímenes cometidos por los alemanes”, resumió Steinmeier. El mensaje del presidente no difiere mucho de otros discursos pronunciados tras la histórica genuflexión de Brandt por otros líderes alemanes, ya sea en Polonia o en Israel. Estuvo acompañado en los eventos del 80 aniversario por el presidente polaco, andrzej duda, y el israel isaac herzog. Steinmeier elogió no solo el “valor inimaginable & rdquor; de los judíos del gueto que, sin apenas armas y empobrecidos, plantaron cara a los soldados nazis. También condenó la actual "guerra agresivaque sacude a Europa, en la vecina Ucrania, y proclamó el determinación alemana para apoyar, como hace Polonia, kyiv.
Más allá de expresiones de unidad contra Rusia o de reconciliación por las heridas del pasado, la presencia en Varsovia de los presidentes alemán, israelí y polaco se produjo en un momento de tensiones multibanda, no sólo histórico. Polonia reprocha a Berlín siempre que se presenta la ocasión su lentitud en apoyo militar a kyiv. Y sigue exigiendo a Alemania reparaciones por los estragos de la ocupación nazi -que el ultranacionalista partido de gobierno Ley y Justicia (PiS) sitúa en 1,3 billones de euros–. Berlín considera que esta deuda se saldó con la renuncia de la propia Polonia, en 1953, a ser compensada por la República Democrática Alemana (RDA). Varsovia argumenta que fue un decisión forzada de Moscú sobre la entonces Polonia comunista.
Entre Israel y Polonia, en cambio, la herida provocada el año pasado por la ley aprobada por Varsovia que impedía la restitución de los bienes incautados por los nazis a sus herederos. Una medida que el entonces primer ministro, Yair Lapidcalificada de "antisemita e inmoral”.