Miles de palestinos continúan detenidos en cárceles israelíes bajo un polémico sistema de detención administrativa que permite su reclusión indefinida sin cargos ni juicio. Según la oenegé palestina Addameer, actualmente hay más de 9.500 reclusos palestinos, entre ellos 21 mujeres. Muchos de ellos denuncian haber sufrido torturas, abusos y condiciones extremas durante su cautiverio.
La detención administrativa es una práctica que permite a Israel encarcelar a personas sin necesidad de presentar pruebas o acusaciones formales. Tala Naser, representante de Addameer, señala que el 99% de los casos enviados a los organismos de investigación israelíes son archivados por falta de pruebas. "Esta medida se utiliza para mantener a los palestinos bajo custodia de manera indefinida, violando sus derechos más básicos", denuncia Naser.
Los informes de ex presos revelan un panorama desolador. Muchos detenidos han sido sometidos a torturas, hambre forzada y negligencias médicas. Además, no se les permite reunirse con sus abogados durante los primeros seis meses de encarcelamiento, lo que dificulta cualquier posibilidad de denuncia. Shadi Albarghouti, recientemente liberado tras 20 años en prisión, asegura que las condiciones han empeorado drásticamente desde el conflicto del 7 de octubre de 2023. "Hubo una decisión deliberada de matar a los presos palestinos, ya sea directamente o a través de condiciones inhumanas", afirma.
La solidaridad entre los presos ha sido un rayo de luz en medio de la oscuridad. Diala Ayesh, una abogada palestina liberada hace dos meses, recuerda cómo sus compañeras de celda la apoyaron en los momentos más difíciles. "Nos enviaban cartas hechas con papel y bolígrafos clandestinos, y hasta cantaban para animarme. Ese espíritu de solidaridad nos ayudó a sobrevivir", relata. Ayesh y otros presos han denunciado las duras condiciones, incluyendo la falta de alimentos básicos y la prohibición de recibir visitas familiares.
Como parte del acuerdo de alto el fuego en Gaza, 1.777 prisioneros fueron liberados a principios de marzo. Sin embargo, las detenciones continúan, y muchos palestinos son arrestados sin justificación. Algunos, como Nael Barghouti, el preso con la condena más larga de la historia palestina, fueron deportados tras su liberación, separándolos de sus familias. Aseel Albajeh, del Instituto Palestino para la Diplomacia Pública, denuncia que esta práctica es una forma de castigo colectivo que fractura a la sociedad palestina.
Las historias de Ayesh, Albarghouti y otros ex presos reflejan una realidad cruda y desgarradora. Mientras miles de palestinos siguen detenidos, las voces de los liberados se alzan para denunciar las injusticias que sufrieron. Sus testimonios son un recordatorio de la lucha constante por la libertad y los derechos humanos en medio de un conflicto que parece no tener fin.