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Investigan el tráfico de armas desde EE.UU. a Haití, un negocio que alimenta la violencia pandillera
Dos cajas de cartón, aparentemente inocuas, escondían un cargamento mortal: 12 fusiles de asalto, 14 pistolas y casi mil cartuchos de munición. Este envío, proveniente de Estados Unidos, fue interceptado en abril de 2024 por la policía haitiana, en un intento por frenar la ola de violencia que azota al país caribeño. La investigación, llevada a cabo por el Servicio Mundial de la BBC y BBC Verify, revela una cadena de tráfico de armas que aprovecha leyes laxas y la falta de controles.
El recorrido de las armas
El cargamento partió desde Fort Lauderdale, Florida, en un contenedor a bordo del carguero Rainer D. Camufladas entre alimentos y ropa, las armas recorrieron más de 1.200 kilómetros hasta llegar a Cabo Haitiano, en el norte de Haití. Según el Panel de Expertos de la ONU, las armas fueron introducidas en el contenedor por un hombre identificado como "Diamortino", quien aseguró que se trataba de ropa.
Las armas incautadas eran de fabricantes estadounidenses reconocidos, como Palmetto State Armory y Springfield Armory. Esto no es una coincidencia: según expertos consultados por la BBC, Estados Unidos se ha convertido en un "supermercado" para las bandas haitianas, que buscan armas de alto calibre para afianzar su poder.
Una industria con pocos controles
Florida, conocida como el "estado de la venta de armas", ha sido un punto crítico en este tráfico. Hasta 2024, los vendedores privados podían comerciar armas sin realizar verificaciones de antecedentes. Aunque el gobierno de Joe Biden endureció estas normas, los expertos señalan que aún existen vacíos legales que facilitan el tráfico. Uno de ellos es el uso de "compradores testaferros", personas que adquieren armas en nombre de otros.
El envío fue gestionado por la compañía naviera Alliance International Shipping, con sede en Florida. Gregory Moraille, presidente de la empresa, aseguró que no tienen forma de prevenir los envíos ilícitos, pero lamentó que sus propios empleados, muchos de origen haitiano, hayan sido víctimas de la violencia.
Fallas en la inspección
A pesar de los esfuerzos, la mayoría de los contenedores que salen de EE.UU. hacia Haití no son inspeccionados. El Panel de la ONU estima que solo una pequeña fracción de los 200 contenedores semanales recibe algún tipo de revisión. Bill Kullman, exfuncionario de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), calificó las inspecciones como "muy aleatorias" y destacó el "increíble" volumen de envíos.
En Haití, la situación no es mejor. Un alto funcionario de aduanas fue arrestado después de intentar llevarse una de las cajas con armas en su vehículo. Wilmane Jean, el destinatario del envío, está prófugo y es sospechoso de vínculos con pandillas. La corrupción y la falta de capacidades en las aduanas haitianas facilitan que las armas lleguen a manos de grupos criminales.
El impacto en Haití
La llegada de armas desde EE.UU. ha exacerbado la crisis de violencia en Haití. En 2024, más de 5.600 personas murieron a causa de la violencia pandillera, y casi un millón ha huido de sus hogares. Las pandillas controlan el 85% de Puerto Príncipe y operan con impunidad, utilizando armas de alto calibre, muchas de las cuales provienen de Estados Unidos.
Wilson, un trabajador de mantenimiento herido por pandilleros, relató su experiencia: “Era un caos, todos huían de sus casas. Mi pierna dejó de funcionar. Cuando miré hacia abajo, la sangre manaba a borbotones”. Ahora vive en un refugio junto a cientos de desplazados.
¿Se puede frenar el tráfico?
Expertos como Romain Le Cour, de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, afirman que las autoridades estadounidenses no están haciendo lo suficiente. Propuestas como un código de conducta para vendedores de armas y un sistema de registro más estricto podrían ayudar, pero los cambios legislativos son difíciles de lograr.
"Sabemos cuáles son los síntomas, pero no estamos haciendo nada para curarlo realmente", concluyó Le Cour. Mientras tanto, las armas siguen llegando a Haití, alimentando un ciclo de violencia que parece no tener fin.
En resumen, el tráfico de armas desde EE.UU. a Haití es un problema complejo que combina fallas en la legislación, falta de controles y corrupción. Sin acciones concretas, la violencia pandillera continuará siendo una amenaza para la estabilidad del país caribeño.